El Perro Blanco - Historias y Leyendas de Chincha - Mi Chincha Querida

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El Perro Blanco - Historias y Leyendas de Chincha








En las afueras de Lurinchincha, donde la brisa susurra secretos a través de los árboles y el murmullo de la acequia acompaña la vida cotidiana, vive una anciana de voz temblorosa. 

Su hogar, una pequeña cabaña, se erige cerca de un sendero que los lugareños han recorrido durante generaciones. Es un lugar tranquilo, pero en las noches oscuras, la atmósfera se llena de misterio.

Cerca de su casa, crece una enredadera conocida como "uña de gato", una planta que se aferra al suelo con fuerza. Sin embargo, lo que hace a esta enredadera especial es lo que habita en su interior. 

Los días de luz pasan sin novedad, pero cuando cae la noche, un perro blanco, de pelaje ondulado, emerge de su escondite. Lleva un hermoso collar de oro que brilla con intensidad, reflejando la luz de la luna.

Los aldeanos hablan de él con admiración y curiosidad, pero también con un aire de inquietud. 

Este perro solo aparece en las noches más oscuras y, sorprendentemente, se sienta en el centro del camino como si esperara algo. Cuando los transeúntes lo ven, sienten un impulso irrefrenable de acercarse y acariciar su suave pelaje.

Sin embargo, al intentar atraparlo, el perro se pone en dos patas y comienza a caminar de una manera tan graciosa que nadie puede evitar sonreír. La risa se convierte rápidamente en frustración; por más que lo siguen, el can siempre logra escabullirse entre las sombras. Y en un parpadeo, desaparece, como si nunca hubiera estado allí.

Los relatos sobre el perro blanco se han convertido en leyendas entre los habitantes de Lurinchincha. Muchos afirman haberlo visto, y algunos incluso han perdido el habla o han caído desmayados del susto al presenciar su desaparición súbita. Algunos dicen que es un guardián de la acequia, protegiendo el agua y el camino. Otros creen que es un espíritu que protege los secretos de la naturaleza.

La anciana, con una mirada sabia, escucha las historias que los niños cuentan a la luz del fuego. Ella sabe que el perro blanco es más que un simple animal; es un símbolo de los misterios que habitan en el corazón de Lurinchincha. Y cada vez que la noche se cierne sobre el pueblo, los aldeanos miran hacia la enredadera, esperando ver al encantador perro blanco, sabiendo que, aunque no lo atrapen, su espíritu permanecerá en el aire, tejiendo historias y sueños.

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